Éxodo 3:1-4:17. Dios habló a Moisés desde una zarza ardiente, Éxodo 3:1-3
Dondequiera que usted piensa que la zarza ardiendo era, determinado, hasta cierto punto, donde se cree que el Monte Horeb, el monte de Dios, y Mt. Sinaí se encuentra. Moisés se acercaba para ver por qué la zarza ardía aún no fue consumido por el fuego. Dios llamó a Moisés desde la zarza ardiente, y le dio una comisión para llevar a los hijos de Israel, el pueblo de Dios, de Egipto.
Algunos estudiosos piensan que el Monte Horeb y el monte Sinaí son lo mismo, un grupo de altos picos en la parte sur de la península del Sinaí, de la que el Monte Sinaí deriva su nombre.
Lectura de la Biblia:
Moisés y el arbusto Ardiente
3:1
Apacentando Moisés las ovejas de su suegro Jetro, sacerdote de Madián, Guió las ovejas Más Allá del desierto y Llegó a Horeb, el monte de Dios.
2
Entonces se le Apareció el ángel de Jehovah en una llama de fuego en medio de una zarza. El Observó y vio que la zarza Ardía en el fuego, pero la zarza no se Consumía.
3
Entonces Moisés Pensó: “Iré, pues, y contemplaré esta gran Visión; por qué la zarza no se consume.”
4
Cuando Jehovah vio que él se acercaba para mirar, lo Llamó desde en medio de la zarza diciéndole: –¡Moisés, Moisés! Y él Respondió: –Heme Aquí.
5
Dios le dijo: –No te acerques Aquí. Quita las sandalias de tus pies, porque el lugar donde Tú Estás tierra santa es.
7
Yo soy el Dios de tus padres: el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob. Entonces Moisés Cubrió su cara, porque tuvo miedo de mirar a Dios.
7
Y le dijo Jehovah: –Ciertamente he visto la Aflicción de mi pueblo que Está en Egipto, y he Oído su clamor a causa de sus opresores, pues he conocido sus sufrimientos.
8
Yo he descendido para librarlos de la mano de los egipcios y para sacarlos de aquella tierra a una tierra buena y amplia, una tierra que fluye leche y miel, al lugar de los cananeos, heteos, amorreos, ferezeos, heveos y jebuseos.
9
Y ahora, he Aquí que el clamor de los hijos de Israel ha llegado hasta Mí; también he visto la Opresión con que los oprimen los egipcios.
10
Pero ahora, vé, pues yo te Envío al Faraón para que saques de Egipto a mi pueblo, a los hijos de Israel.
11
Entonces Moisés dijo a Dios: –¿Quién soy yo para ir al Faraón y sacar de Egipto a los hijos de Israel?
12
El Respondió: –Ciertamente yo estaré contigo. Esto te Servirá como señal de que yo te he enviado: Cuando hayas sacado de Egipto al pueblo, serviréis a Dios en este monte
13
Moisés dijo a Dios: –Supongamos que yo voy a los hijos de Israel y les digo: “El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros.” Si ellos me preguntan: “¿Cuál es su nombre?”, ¿qué les responderé?
14
Dios dijo a Moisés: –YO SOY EL QUE SOY. –Y Añadió–: Así Dirás a los hijos de Israel: “YO SOY me ha enviado a vosotros.”
15
–Dios dijo Además a Moisés–: Así Dirás a los hijos de Israel: “JEHOVAH, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros.” Este es mi nombre para siempre; éste Será el nombre con que seré recordado de Generación en Generación.
16
Vé, Reúne a los ancianos de Israel y diles: “Jehovah, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, se me Apareció y me dijo: ‘De cierto yo os he visitado y he visto lo que se os ha hecho en Egipto.
17
Y he dicho que yo os sacaré de la Aflicción de Egipto a la tierra de los cananeos, heteos, amorreos, ferezeos, heveos y jebuseos; a una tierra que fluye leche y miel.'”
18
Ellos Escucharán tu voz, y Tú Irás con los ancianos de Israel al rey de Egipto, y le diréis: “Jehovah, el Dios de los hebreos, ha venido a nuestro encuentro. Ahora permite que vayamos al desierto, a tres Días de camino, para ofrecer sacrificios a Jehovah nuestro Dios.”
19
Yo sé que el rey de Egipto no os Dejará ir sin que una poderosa mano lo obligue.
20
Pero yo extenderé mi mano y heriré a Egipto con todas mis maravillas que haré en él, y después de esto os Dejará ir.
21
También daré a este pueblo gracia ante los ojos de los egipcios, de modo que cuando Salgáis no os Vayáis con las manos Vacías.
22
Cada mujer Pedirá a su vecina y a la que habita en su casa, objetos de plata, objetos de oro y vestidos, los cuales pondréis sobre vuestros hijos e hijas. Así despojaréis a los egipcios.
Éxodo 3:1-22
y
4:1
Entonces Respondió Moisés y dijo: –¿Y si ellos no me creen ni escuchan mi voz, sino que dicen: “No se te ha aparecido Jehovah”?
2
Jehovah le Preguntó: –¿Qué es eso que tienes en tu mano? El Respondió: –Una vara.
2
Y él le dijo: –Tírala al suelo. El la Tiró al suelo, y se Convirtió en una serpiente. Y Moisés Huía de ella.
4
Entonces Jehovah dijo a Moisés: –Extiende tu mano y Agárrala por la cola. El Extendió su mano y la Agarró, y Volvió a ser vara en su mano.
5
–Esto es para que crean que se te ha aparecido Jehovah, el Dios de sus padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob.
6
–Jehovah también le dijo–: Mete tu mano en tu seno. El Metió su mano en su seno, y al sacarla, he Aquí que su mano estaba leprosa, blanca como la nieve.
7
Entonces le dijo: –Vuelve a meter tu mano en tu seno. El Volvió a meter su mano en su seno; y al volver a sacarla de su seno, he Aquí que Volvió a ser como el resto de su carne.
8
–Y Sucederá que si no te creen ni te escuchan a la primera señal, te Creerán a la segunda señal.
9
Y Sucederá que si no te creen a estas dos señales ni escuchan tu voz, Tomarás agua del Nilo y la Derramarás en tierra seca. El agua que Tomarás del Nilo se Convertirá en sangre sobre la tierra seca.
10
Entonces Moisés dijo a Jehovah: –Oh Señor, yo Jamás he sido hombre de palabras, ni antes ni desde que Tú hablas con tu siervo. Porque yo soy tardo de boca y de lengua.
11
Jehovah le Respondió: –¿Quién ha dado la boca al hombre? ¿Quién hace al mudo y al sordo, al que ve con claridad y al que no puede ver? ¿No soy yo, Jehovah?
12
Ahora pues, vé; y yo estaré con tu boca y te enseñaré lo que has de decir.
13
Y él dijo: –¡Oh Señor; por favor, Envía a otra persona!
14
Entonces el furor de Jehovah se Encendió contra Moisés, y le dijo: –¿No conozco yo a tu hermano Aarón el levita? Yo sé que él habla bien. He Aquí que él viene a tu encuentro; y al verte, se Alegrará en su Corazón.
15
Tú le Hablarás y Pondrás en su boca las palabras. Yo estaré con tu boca y con la suya, y os enseñaré lo que habéis de hacer.
16
El Hablará por ti al pueblo y Será para ti como boca, y Tú Serás para él como Dios.
17
Lleva en tu mano esta vara, con la cual Harás las señales.
Éxodo 4:1-17
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